Guionización y Coaching

¿Cuántas veces has visto a un ponente cambiar su ppt a escasas horas de empezar el evento?

Exacto.

Esta locura es lo normal… si dedicas más tiempo a las pruebas de menú que al guión de tus oradores.

Invertimos mucho esfuerzo en cuidar los mil y un detalles. Pero algunas veces olvidamos algo tan fundamental como la preparación de los mensajes y la actitud de los ponentes.

En el fondo, es un extra que tienen que encajar entre sus cientos de tareas y es difícil encontrar el hueco para tratar este tema.

Con todo el estrés que esto genera.

¿La solución?

Contar con un profesional cuyo trabajo sea ayudarles con el guión y acompañarles en todo este proceso.

Y además lo haga sin perder de vista el objetivo del evento
y el contexto dentro del programa.

Está en juego la reputación de tu empresa
y del ponente que sube al escenario.

Un evento interno es la oportunidad que tienen los directivos para dirigirse en directo a gran parte de su empresa.

Y para muchos asistentes éste será el único contacto que
tendrán con ellos en todo el año.

Su posicionamiento en la mente de los trabajadores
dependerá de esos minutos sobre el escenario.

Guionizar un evento (grande o pequeño) te permite jugar en otra liga.

Es como si de repente entra el director de orquesta y todo encaja.
Y esas canciones dispersas pasan a componer una poderosa sinfonía.

Coordinar los contenidos permite aprovechar cada recurso y darles más fuerza en el conjunto.

Esto es obvio. Tan obvio que muchas veces lo pasamos por alto.

Ya sea una convención de ventas donde hablan 24 directivos o un simple aniversario de una pequeña empresa donde sólo interviene el fundador 10 minutos…

Trabajar sus mensajes no debería ser un capricho.

Si organizas el evento para comunicar…
Cuidar el mensaje es lo más lógico.
Sin importar el tamaño.

En grandes proyectos, puedo estar un mes y medio solo focalizado (obsesivamente) en cómo encajar guiones, matizar el mensaje,
conectar conceptos…

Pero otras veces…

Un par de reuniones son suficiente para dar un gran salto.
Basta un zoom con el ponente para aclarar la estructura
y definir el tono. Y solo con esto…

Se nota una gran diferencia.

¿Te cuento un secreto?
No he estudiado guión en una escuela de cine.
Pero he pasado miles de horas delante de los focos y escrito 237 guiones para eventos corporativos.

Esto me permite intuir cuando algo funcionará en un directo (y no sólo sobre el papel).

Es como un sexto sentido.

Saber detectar cuando hay ritmo, cuando se pierde, cuando tensar
la cuerda o cuando cambiar el tono.

Cuando reirte de ti, cómo decir algo sin decirlo o cómo generar
una curva emocional atractiva …

(En parte es gracias a mi experiencia en el mundo
de la magia y el espectáculo).

Y esto es esencial. Porque…

Los mensajes más efectivos son los que se leen (y escriben) entre líneas.

Guionizar “lo imprevisto” es algo tan sutil como poderoso.
Puede llegar a decir más que mil palabras.

Lo importante no es lo que dices
si no lo que entienden.

¿Y ahora qué?

Lo único que falta es lograr la mejor actitud de los ponentes y afinar la puesta en escena.

Y el momento de hacerlo es en los ensayos. (Si sabes cómo).

Puedes ir a un ensayo donde cada ponente chequea su presentación y listo. O puedes aprovechar ese despliegue de medios para que se de la verdadera “magia”.

Por un lado, adaptar su intervención a ese espacio y contexto concretos.

¿Dónde te vas a sentar? ¿En qué momento vas a lanzar ese mensaje? ¿Vas a moverte? ¿Cómo? ¡Cuidado que te vas del foco! 

Y por otro, eliminar posibles bloqueos y sintonizarlos en la mejor actitud posible (de manera express).

Porque la actitud lo es todo.

Esto que surgió de manera espontánea después de cientos de ensayos se ha convertido en uno de mis servicios.

Independientemente de que yo sea o no el maestro de
ceremonias o el guionista.

Sé como moverme en ese entorno. Entiendo el margen de
mejora de cada persona en este contexto. Y sé qué decirles
(y cómo) para que brillen al día siguiente con su mejor versión.

Y es que…

No hay nada mejor (y más rentable) para un evento que sus ponentes se vayan a dormir la noche
antes con los “deberes hechos”.

Es un servicio muy a medida. Y lo mejor para entender si encaja con lo que necesitas es que hablemos.

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